CUENTO NIÑOS CORONAVIRUS

CUENTO NIÑOS CORONAVIRUS

Cuento para niños para explicar el coronavirus.

cuento niños coronavirus

ADRIANA Y EL PLANETA TIERRA

Érase una vez una niña llamada Adriana que vivía en una Ciudad repleta de Luz. 

A Adriana le encantaba mojarse sus pequeños pies en el mar muy, muy cerca de su casa. Y es que nuestra pequeña vivía en una de las miles de orillas del Mediterráneo. 

Le encantaba comer deliciosos dátiles maduros y buscar peces de colores, dicen que una vez de pequeña hasta se comió un buen puñado de arena… Tenía muy buen comer desde luego. 

Al lado de su casa había un hermoso campo por el que paseaba con su mamá a su perra Rada. Rada era la perra más blanca, grande y hermosa que nunca podríais imaginar. 

Un día soleado

Un día soleado, de camino a casa, escuchó a los vecinos y las vecinas hablando de algo que nunca había oído jamás. Un bichito apenas apreciable por el ser humano había llegado a la ciudad.

De golpe vio como todo el mundo corría y se metía en sus casas. Se oían las puertas cerrar, las llaves sonar una y otra vez y en un santiamén a nadie Adriana podía saludar. Se asomó a la ventana y ni en el campo, ni en el mar, ni en su propia callejuela un alma podía encontrar.

Pasaron muchos días, 1 2 3 y vuelta otra vez 1 2 3 y vuelta otra vez. Adriana jugaba en casa, pintaba, cantaba, bailaba hasta que se empezó a desesperar, no solo ella sino también su mamá, se lo pueden imaginar….

No entendía….

No entendía por qué algo tan malo había aparecido no sólo en su ciudad sino en todas las del Planeta Tierra además. Este bichito, llamado Coronavirus, le tenía muy muy enfadada y angustiada.  ¿Cuándo podría volver al cole y ver a sus amigas?

Enfurruñada se tumbó con Rada en la cama y empezó a llorar.

La blanca Rada comenzó a darle lametazos con su gran lengua y Adríana en un suspiro calló dormida y empezó a soñar.

De golpe, Rada de un salto, la montó en su espalda y empezó a volar.

  • ¡Cuidado Rada que nos caemos!  ¿Dónde vamos?? Nooooo!
  • ¡Tranquila Adi! Hay algo que te quiero enseñar.
  • ¡Pero, si teníamos que hacer la cuarentena esa o como se llame!
  • ¡Tranquila Adi! Ahora todo lo entenderás.

volaba y volaba …

Rada volaba y volaba y cada vez todo se veía más y más pequeño. ¡Vaya susto tenia nuestra pequeña!

Hasta que se posaron en una nube altísima y de muchos colores. Era una nube mágica que cambiaba de color con el sol. Bueno, es cierto… todas lo son.

  • ¿Por qué estamos aquí Rada?
  • Mira Adi. – Dijo la perra.
  • ¿El qué?
  • Ahí abajo… ¿qué ves?- preguntó.
  • ¡No lo sé! – contestó Adriana.
  • Venga, ¿que ves? – insistió
  • El planeta Tierra.
  • ¡Eso es!- gritó Rada. –  ¿Y sabes que le pasa?
  • No…
  • Que necesita respirar como tú y como yo.
  • ¿Respirar?
  • Si respirar… ¡Un respiro! Un respiro para que el equilibrio, aunque sea un poquito, vuelva a la normalidad. Para que los peces, las plantas, los animales terrestres estén bien. Y no sólo ellos Adi, sino nosotros mismos también.

Y despertó

Entonces, la pequeña despertó de un salto de la cama y abrazó a su perra.

  • ¡Gracias Rada!
  • De nada, pequeña saltamontes – le dijo la perra guiñándole un ojo.

Y Adriana comprendió que no tenía que tener miedo, y dejar de pensar en lo que a ella le apetecía. Entonces, comprendió que tenía que ser solidaria no sólo con los demás seres humanos sino con todo el Planeta Tierra.

¡FIN!

Xiomara Wanden – Berghe

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